Los pensamientos de una mujer agridulce

miércoles, julio 21, 2010

¿Quieres jugar?

A veces podemos ser tontos. Cedemos el poder sobre nuestra mente y estamos perdidos. Admito que él fue inteligente, logró jugar con mis pensamientos. Lo que el no sabía es que yo observo y aprendo rápido. Lo he descifrado. Tengo su infelicidad en mis manos pero honestamente no es un poder que me interese manejar, tengo cosas más importantes que hacer. Solo espero que le haya quedado claro que el hecho de que yo sea educada no significa que no pueda ser malvada de vez en cuando.
Respetame y te respetaré. ¿Es este un pacto?

Etiquetas:

martes, julio 20, 2010

Tus quince minutos de fama...

Para ser honesta, siento un coraje que me parte en dos, una incapacidad en mi rostro para sonreír y un cuarto de mi corazón para existir. Tengo un pensamiento que no me deja en paz, un delirio de persecución e infelicidad que ha marcado mi existir. Temo no volver a ser capaz de creer de nuevo y quedarme amargada para siempre...



Honestamente... te odio.

Etiquetas:

lunes, julio 12, 2010

De ingenuidades e idealismos...



Tiene que quitarseme la maldita costumbre de siempre esperar lo mejor de las personas, de dudar de mi intuición y de buscar con ansías estar equivocada.


Esta vez yo sabía que tenía la verdad, la sentía resbalarse entre mis dedos y cepillarme el cabello, me hablaba al oído y me espantaba el sueño... y dolía. No era cuestión de ganar o perder como el dijo, era una situación inconcebible para mi idealismo, un choque entre la razón y el sentimentalismo. Yo sabía que él mentía... Y cómo duele pelear contra la falsa felicidad, cómo cuesta alejarse de algo que te hace sonreír pero que tu sabes que te hará llorar mañana. Aún teniendo la advertencia decidí quedarme... por esa maldita esperanza que nunca muere para los que somos buenos de corazón (sí, en ese sentido me permito ser modesta).


Supongo que ilusamente guardaba la esperanza de ser una excepción a la regla. De golpe me enfrento a la verdad: gané. Mi corazón está de luto porque yo tenía razón. Maldita sea! deseaba tanto estar equivocada... deseaba estar loca y haber imaginado las cosas que ví para no tener que llegar a este momento de dudar si hubo algo real.


Siento que un pedacito de mi corazón se murió, siento que me arrancaron el último cachito de fe existente en mi alma. Y no se trata de él... se trata del dolor de la injusticia, de descubrir que vivo en una burbuja y que al parecer soy (o era) incapaz de reconocer que hay gente que disfruta hacer las cosas mal.


Me queda el consuelo de haber defendido mi razón, de haber respondido firmemente cuando intentaron amarrarme las manos. Me queda el consuelo de haberme alejado porque sé que ahora sufro la mitad de lo que pude haber llorado.




Etiquetas: ,