Lo que mal empieza... ¿bien acaba?
Este año terminó con cualquier situación dramática e intoxicante que haya marcado mi vida y en los últimos meses, me regaló la tranquilidad que tanto había anhelado.
- Aprendí que mientras sea una victima de las circunstancias, seguiré cegada al cambio y terca a caminar sobre mis propios pasos.
- Entendí el poder de la mentira para destruir la confianza en una relación y terminar con la fe que alguien deposita sobre mí.
- Descubrí que lo más anhelado llega de las personas menos pensadas... y bajo las circunstancias más extrañas. Y aún así es lindo.
- Aprender que la ingenuidad en sobredosis es peligrosa.
- Me permití darle una segunda oportunidad a las palabras... (pues no todas salen de la misma boca).
- Logré valorar y agradecer todas las situaciones por las que comunmente me quejo. Hoy realmente puedo observar como la vida se acomoda sin tener que enredar mis manos y mi mente.
- Dejé que las cosas se movieran y se transformaran, aún con el dolor que esto puede incluir, concluyo que todo fue como debía ser.
El 2006 no fue tan malo como pensé que había sido... bien por mí.
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