Los pensamientos de una mujer agridulce

sábado, diciembre 18, 2010

Reflejo

Me veo en tu mirada. Sé lo que estás pensando. Un día yo fui tú. También desperté engañada y llena de nada. Él se ha ido y no sólo eso, sabes perfectamente dónde está y su ubicación: no contigo. Peor aún, sabes exactamente sobre que nuevo cuerpo se encuentra, cuál suspiro lo llama y que nombre lo extraña. Conoces esa nueva forma que viene a robar tu felicidad, que viene a causarte pena. Así es querida, tú también la memorizarás a ella como yo te memoricé a ti. La imaginarás sonriendo sus tardes y dormirse en gloria. La sabrás llena de lo que a ti te faltará para siempre. Y pensarás en mí y llorarás conmigo. Pedirás perdón por haberte cruzado en mi camino, rogando que ella lo haga también un día por ti. Y lo hará, ten fe, como yo la tuve contigo.
Siempre pensé que te odiaba y no te miento, lo hice. Sin embargo, reconozco que sentí pena por ti, porque al igual que tú, yo también me sentí ilusamente dueña de su aliento y de sus horas. Querida, creímos haber sido todo y en realidad fuimos nada. Fuimos un instante y ahora somos un muestrario de estupidez.
Llórale a él. Llórame a mi. Llora el fin de ti y de mi, que todavía te falta rogar que el cielo se le caiga en pedacitos de mundo a ella.

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